Nunca fue la bailarina más bella del salón.
Nadie se batió en duelo por ella, Sabina nunca la cantó.
Lautrec nunca dibujó sus bellas cicatrices.
Maldita Penélope, nunca regresó Ulises.
No se enamoró de ella ningún cliente,
y no se escondía el mar tras sus ojos verdes.
No había perdido a un hombre, no había desengaño,
sólo unas malas pociones, el hambre, algún fracaso.
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