jueves, 14 de marzo de 2013

Alegría que duró poco... El primer Papa Latinoamericano de la historia, sangre argentina, mi tierra... Un tipo humilde, de perfil bajo, que patea la calle y tiene ideales firmes. Apenas fue electo, estallaron las redes sociales: lo acusan de hacer la “vista gorda” en la dictadura y lo masacran con frases tremendas... Pero no existe una condena sobre el tema, ni mano limpia que pueda lanzar una sola piedra. Estamos acostumbrados a destrozarnos entre argentinos y juzgar con una ligereza que asusta. Tenemos un Papa de nuestro país, y me sorprendí y emocioné mucho cuando dijeron al mundo su nombre. Hay muchos dogmas de la Iglesia que no comparto y abrigo la esperanza que Bergoglio traiga cambios.

No lo defiendo, no lo condeno, pero me entristece ver como muchos parecen tener la Verdad Absoluta y condenan con tanta soberbia y facilidad. River-Boca, Cristina-Macri, La Gorda, La Cámpora, los K, los antiK, Clarín, 6-7-8. Odiar pareciera ser gratis, pero no lo es... ¿Algún día nos abrazaremos todos, argentinos, y patearemos para el mismo lado?.

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